El maratón de Boston de esta semana fue una inspiración para mí. Los atentados del año pasado podrían haber puesto de rodillas al maratón continuo más antiguo (y más prestigioso) del país. En cambio, las acciones atroces de unos pocos matones galvanizaron la fuerza colectiva de una ciudad y, en realidad, de toda una nación.
Cerca de 36.000 corredores y un millón de espectadores se dieron cita el lunes para mostrar al mundo el poderoso potencial del espíritu humano. El vicepresidente de EE. UU., Joe Biden, dijo que las personas reunidas en Boston estaban enviando un mensaje a los terroristas. "Estados Unidos nunca, nunca, nunca se retirará... Somos dueños de la línea de meta".
Me encantó la portada del número conmemorativo de Sports Illustrated . Aproximadamente 3000 residentes de Boston, sobrevivientes, funcionarios y socorristas se presentaron para tomarse una foto en la línea de meta del maratón. Están parados a solo unos pies de las explosiones de bombas del año pasado.
Es un contraste sorprendente con la foto de portada del año pasado de un grupo de policías que se apresuran a ayudar a un corredor caído. Diría qué diferencia hace un año. Pero, en verdad, estábamos erguidos entonces, y lo estamos ahora.
Nunca subestimes el poder del espíritu humano.