Gabinetes, Cables, Pedestales y Terminales de Fibra Óptica

Por Jim Peregrino

El fin de semana pasado, estaba parado en la parte superior de las gradas mirando al entrenador que trabajaba con mi hija unos 30 minutos antes del juego del Campeonato Nacional de la NJCAA. Cuando se puso los guantes quirúrgicos y sacó un bisturí, todo lo que hizo fue aumentar la tensión que ya crecía en la arena y en la boca del estómago. Le grité a Steph con una mirada inquisitiva en mi rostro y ella respondió: “Está bien, papá, me va a reventar la ampolla” (eso se había desarrollado debajo de un enorme callo en el dedo gordo del pie). Estaba tan concentrada en ese momento, creo que él podría haberle cortado todo el dedo del pie y ella no habría perdido el ritmo.

Cuando metió sus primeros 3 tiros de tres puntos en los primeros 2 minutos del partido, supe que la magia seguía allí. El otro equipo contra el que jugábamos no estaba a punto de doblarse como una silla de jardín barata. Este equipo de Boston era duro y con un récord de 29-2 no eran fáciles de convencer. Aunque nunca perdimos la ventaja, no mantuvimos más de 10 puntos de ventaja en todo el partido. Con 40 segundos restantes en el juego, 6 segundos en el reloj de lanzamiento y una ventaja de 2 puntos, solicitamos un tiempo muerto para preparar una jugada. Nuestro equipo respondió con perfección. La doble pantalla se ejecutó a la perfección y el pase fue preciso. Cuando el tiro de 3 puntos de Steph atravesó la red, finalmente le habíamos roto la espalda al otro equipo.

Superación del dolor y prácticas de las 5 AM. Trabajo duro y dedicación; trabajando juntos como un equipo a través de las distracciones inevitables y las diferencias de personalidad hacia un objetivo común. Qué maravillosa lección de vida para todos.

33-1…….31 victorias consecutivas….…Campeones Nacionales…….Magia.

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